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por Silvina Bentivegna

LA VIOLENCIA DOMÉSTICA EN TIEMPOS DE CUARENTENA.
CON MI MALTRATADOR EN CASA

La violencia doméstica se intensifica en el aislamiento

INTRODUCCIÓN
Desde que explotó y comenzamos a oir la emergencia por coronavirus con los decretos presidenciales [1] de estar en casa, las denuncias telefónicas por violencia doméstica, maltratos y stalking comenzaron a incrementarse como cuenta gotas en países de Europa como en Italia y España [2].
Difícil es denunciar la violencia doméstica cuando la mujer es obligada por el Estado a permanecer en casa, sometida en el mismo techo dónde está su peor enemigo. Caracterizo a la violencia doméstica como un desequilibrio de poder inmerso en el interior de la familia y este ejercicio es visto como aquella violencia que puede desencadenar en un método de corrección o disciplinamiento a la obediencia. Pero “no se trata de un simple maltrato (tratar mal) sino de un maltrato que implica “la negación del otro que lleva a su destrucción en el esfuerzo por obtener su obediencia y sometimiento” [3].
La violencia familiar comprende todo tipo de conductas abusivas de poder, que obstaculizan, obstruyen o niegan un “normal y pleno desarrollo personal, del que está sujeto a ese tipo de violencia” [4].
En la zona de Lombardia y el norte de Italia [5] los casos de violencia doméstica se multiplicaron, siendo las cifras alarmantes desde 50 a 70, 80 casos al día. Registrándose un aumento de los casos de violencia y una disminución de la denuncia en la justicia. Lo mismo sucedió en China dónde durante el confinamiento por la enfermedad se dio un repunte de la violencia de género.
Resulta muy difícil convivir bajo el mismo techo, por toda una jornada con el hombre que violenta a la mujer y –más aún - en el marco de una emergencia sanitaria-, sin poder salir del domicilio, estar con él, controlándola, observando todos sus pasos en el hogar, coartando su libertad de movimiento, y sus comunicaciones con el mundo exterior, y más aún, evitando de no generar movimientos o decir palabras para no provocar la reacción violenta de él, considerando su irascibilidad en éste marco de emergencia sanitaria [6], en suma, muchas mujeres sienten reducidas sus posibilidades de pedir ayuda.

CONFINAMIENTO PROLONGADO
Claramente vemos que el hogar no es el lugar más seguro, puesto que es donde más se manifiesta la violencia y más aún cuando estamos frente a una convivencia forzada, lo cual genera una mayor irascibilidad para el violento, generándose más comportamientos en el hogar en el marco de una situación de confinamiento prolongado.
Teniendo en cuenta si estamos en un contexto normal sin confinamiento obligatorio, la rutina diaria de poder salir a trabajar, estudiar o realizar las actividades cotidianas saliendo del hogar, genera que los episodios de violencia se “fragmenten”. La mujer al poder salir de casa en cierto sentido se “libera” de ese ambiente hostil, quitando en este sentido intensidad al ciclo violento. Caso contrario, inmersa en una situación de confinamiento, no existiría esa posibilidad de fragmentación de la violencia, recrudeciendo en tal sentido y viendo más difícil la posibilidad de solicitar ayuda.
En Madrid, desde la Policía se han  lanzado recomendaciones, estableciendo como mejor opción llamar por teléfono para que una patrulla policial se desplace al domicilio, cómo asimismo, una serie de medidas de autoprotección a tener en cuenta en el hogar:
-No quedarse a solas con él, en caso de convivir con otras personas o con hijos, procurar evitar las situaciones en que la mujer se quede a solas tratando de estar el mayor tiempo acompañada.
-Evitar el conflicto y no responder a gritos o amenazas particularmente en la noche.
-Evitar que las discusiones se produzcan en la cocina porque hay muchos más elementos que pueden ser utilizados como armas, más allá de los cuchillos.
-También desaconsejan que la mujer se encierre en el baño, puesto que suele ser un lugar aislado, sin ventana donde no se la escuche y donde no tenga acceso a un teléfono.
-Recomiendan que si la mujer necesita alejarse, es mejor que lo haga en una habitación con pestillo y en la que tenga acceso a un teléfono para poder llamar a los servicios de emergencia o avisar a algún vecino o conocido.
-Tener siempre un teléfono cerca para poder pedir ayuda a las autoridades o contactar con amigos, vecinos o familiares y explicarles cuál es la situación [7].

COLOFON
Vemos claramente que las recomendaciones que nos dan desde los Estados, “quedarse en casa y no salir salvo contadas excepciones para evitar la propagación del coronavirus” parecen resultar sencillas y asumibles para la mayoría de la sociedad. Pero frente a los colectivos vulnerables como las mujeres víctimas de violencia doméstica el panorama resulta ser otro.
Si bien hay por un lado presencia estatal, vemos por el otro su inacción y falta de presencia en estas cuestiones tan álgidas que día a día se llevan otra vida. Las muertes de mujeres son evitables, dice Luciana Peker: “No se puede llegar a femicidio cero, pero sí se puede abroquelar cada muerte para que no suceda como sucede el destino. Las muertes de mujeres son evitables y eso las hace más imperdonables, para sus asesinos y para el sistema de justicia y de protección del Estado que deja que las asesinen. Y para el periodismo que las cuenta como si fueran un anuncio de una tormenta” [8].
Dijo el presidente Alberto Fernández en el breve mensaje que dio por cadena nacional donde detalló las medidas que se tomarían para evitar la propagación del coronavirus “El Estado está presente y va a acompañar a todos”, me pregunto qué medidas ha dictado a fin de acompañar a las mujeres víctimas de violencia doméstica que están con su maltratador en casa?
Brego porque ésta pandemia finalice pronto por el sufrimiento de ellas, quienes deben vivir día a día con su enemigo en casa, esperando que ésta pandemia concluya lo más pronto por su propio sufrimiento y su posible alivio.

Notas

[1] Decreto 260/2020, DECNU-2020-260-APN-PTE - Coronavirus (COVID-19).
[2] Estando Italia en segundo lugar de infectados y España en tercer lugar, conforme estadística de la OMS.
[3] Lamberti - Sánchez, “Régimen jurídico de la violencia familiar”, en Violencia familiar y abuso sexual, Silvio Lamberti - Aurora Sánchez - Juan P. Viar (comps.), 2ª ed., 2003, p. 37, citando a Maturana, p. 33 y conf. Hirigoyen, El acoso moral. El maltrato psicológico en la vida cotidiana, 1999.
[4] Lamberti - Sánchez, “Régimen jurídico de la violencia familiar”, en Violencia familiar y abuso sexual, Silvio Lamberti - Aurora Sánchez - Juan P. Viar (comps.), 2ª ed., 2003, p. 64.
[5] Como, Lecco, Firenze, Torino, Trieste, siendo los centros más afectados por el corona virus
[6] Tenemos que considerar que existen diferentes crisis o circunstancias que generan en el violento intensificar su violencia, tales como la ingesta de drogas y/o alcohol ayuda a favorecer la aparición de la violencia, pero por sí solas, no la genera, es un intensificador de la violencia. Estadísticamente, muchos hombres alcohólicos crónicos son violentos con sus parejas en el interior del hogar, no así fuera de ellos.
[7] Fuente: público.es.
[8] Peker, La revolución de las mujeres, 2017, p. 70.

 

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